Cada vez somos más conscientes de la importancia de llevar una alimentación saludable. Como consumidores empezamos a preocuparnos seriamente por el origen y la calidad de los productos frescos que consumimos y entendemos sin demasiada dificultad la información sobre las propiedades nutricionales de los productos envasados que compramos. A pesar de todo merece la pena hacer un poco de autocrítica y preguntarnos si realmente llevamos una correcta alimentación y estamos proporcionando a nuestro cuerpo los nutrientes que necesita.
¿Cómo es una dieta equilibrada?
Existen muchos falsos mitos en lo que a alimentación se refiere y tendemos a contar calorías, eliminar grasas y proteínas si queremos bajar de peso, comenzar dietas que eliminan diferentes grupos de alimentos… Pero cuando hablamos de una dieta equilibrada nos referimos a aquella que contiene los nutrientes necesarios para que nuestro organismo funcione correctamente, nos sintamos bien y tengamos energía.
En una dieta equilibrada por tanto no deben faltar proteínas, hidratos de carbono, vitaminas, minerales y grasas. Por supuesto la dieta equilibrada no habla solo de lo que comemos, sino también de lo que deberíamos evitar: los azúcares y las grasas saturadas.
¿Qué aporta cada grupo de alimentos a mi organismo?
Cada uno de los alimentos considerados imprescindibles en nuestra dieta tiene una función en nuestro cuerpo:
Proteínas: Proporcionan aminoácidos a nuestro organismo, que ayudan a reparar células, producir otras nuevas, crear hormonas y enzimas y fortalecer el sistema inmunitario.
Hidratos de carbono: Aportan energía. Llegan a nuestra sangre en forma de glucosa que nuestro cuerpo utiliza como combustible. Si no hay un desgaste físico acorde a los hidratos de carbono consumidos, nuestro organismo transforma esos azúcares en grasas, a modo de reserva energética.
Grasas: Los ácidos grasos intervienen en la formación de células y hormonas y ayudan a la asimilación de vitaminas A, D, E y K, por lo que son necesarias, sólo tenemos que consumirlas en la medida adecuada.
Minerales: intervienen en diferentes procesos, el hierro transporta el oxígeno hasta las células, el potasio ayuda a los músculos en su funcionamiento…
Vitaminas: Refuerzan la salud de nuestros huesos, piel, cabello, uñas y ojos.
Algunos consejos para abordar una dieta equilibrada
Según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, la dieta mediterránea es un referente perfecto de dieta equilibrada con importantes beneficios de cara a la prevención de enfermedades. Además de tomar como referencia la pirámide alimenticia, tendremos en cuenta algunos consejos básicos:
Lo ideal es realizar cinco comidas diarias. Esto además nos ayudará a prevenir el picoteo entre horas, en el que además tendemos a consumir alimentos procesados y poco saludables.
En la medida de lo posible es recomendable consumir productos frescos de temporada (que en muchas ocasiones nos ofrecen nutrientes acordes a las necesidades de nuestro organismo en cada temporada), y de cercanía.
Debemos tratar de consumir diariamente hidratos de carbono (pasta, pan, arroz, legumbres…), frutas y verduras, lácteos y aceite de oliva, repartidos en las cinco comidas.
Proteínas como pescados, carnes blancas, huevos… deben consumirse varias veces a la semana.
Las carnes rojas, embutidos, los dulces y las bebidas azucaradas o fermentadas deberían consumirse sólo de manera ocasional.
Evitaremos los alimentos procesados y platos precocinados.
La hidratación (con agua) y el ejercicio físico son elementos clave para mantener una dieta equilibrada, este último nos garantizará un correcto consumo de los nutrientes ingeridos.
A la hora de abordar las comidas principales lo ideal es tener como referencia un plato en el que la mitad del espacio lo ocuparán frutas y verduras, un cuarto hidratos de carbono y el cuarto restante proteína.